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Maurelena Remiro

Regalo de Reyes

En enero de 2016, la asociación civil TEPUI inició en la escuela Sinamaica, localizada en la laguna del mismo nombre (estado Zulia-Venezuela), un proyecto denominado Aulas al Aire Libre, consistente en una formación práctica a docentes y niños entre 6 y 14 años de edad, para la elaboración participativa de barbacoas y canteros, la siembra y manejo de cultivos de rubros agrícolas (hortalizas, medicinales, frutícola) y forestal para su aprovechamiento, junto a preparación de sustrato con materiales locales de desechos y de bajo costo.


Esta propuesta, ambientalmente amigable que al mismo tiempo estuvo asociada a la promoción de valores ciudadanos tales como corresponsabilidad, trabajo y cooperación, representó también una iniciativa socioeducativa y de interés económico, al procurar satisfacer producción -aunque a pequeña escala- de algunos rubros para alimentación en el propio comedor escolar.

Fue de interés primordial para TEPUI que esta experiencia práctica sirviera de vitrina a la propia comunidad en la que residen los niños y cuya economía se basa fundamentalmente en la pesca, a fin de motivar a los propios escolares, sus hermanos y padres a la siembra de aquellos rubros que les resultasen de interés alimenticio y, que eventualmente, sirvieran de moneda de intercambio o para la generación de ingresos extras en las familias de la laguna.

Fueron dos años de permanencia del proyecto en la localidad. A pesar de la grave situación por la que atravesaba el país ya en esos momentos, supimos sortear las dificultades y cumplir con un buen nivel las expectativas planteadas inicialmente. Nuestro foco fue siempre construir capacidades, transferir conocimientos útiles, prácticos. Desarrollar actividades demostrativas aprovechando lo que el propio medio lacustre proporciona a los lugareños. Se trabajó con tesón, establecimos alianzas y métodos de trabajo, con el compromiso y dedicación de algunos docentes y directiva de la escuela.

Han pasado otros dos años que TEPUI dejó de asistir directamente el proyecto. La situación en el país y de la región en particular donde se asienta la escuela inviabilizó lo que con tanto entusiasmo y esfuerzo iniciamos. Aunque confiamos en lo realizado hasta ese momento, no sabíamos qué más esperar. Pero dos años después hemos sido gratamente sorprendidos con novedades: Héctor González, el docente que quedó a cargo de la brigada escolar establecida para continuar estableciendo y manteniendo los huertos en la escuela, nos informa que en al menos tres sectores de la laguna (La Boquita, El Barro y Boca de Caño entre otras), los niños junto a sus familiares han establecido patios productivos en los cuales han aplicado los métodos aprendidos con nuestra asociación. Muestra imágenes de siembra de lechosa, tomate, coco y sábila que prosperan vigorosamente en espacios mínimos rodeados de agua salobre y donde las familias sobreviven agobiadas por muchas carencias, y en medio de la pandemia mundial por coronavirus.

Aunque pudiera considerarse poco en extensión lo cultivado, nos resulta de un impacto altamente significativo. Los conocimientos no se extraviaron, más bien florecen; y estas semillas sembradas, cuidadas y cultivadas por niños son una muestra de lo que se puede lograr con la aplicación de lo aprendido. Ahora serán ellos los que continuarán sembrando y ofreciendo vitrinas al resto de lo que se puede hacer, haciéndolo bien, como hasta ahora lo han hecho.

En TEPUI, estamos contentos. Estamos orgullosos. Celebramos los éxitos de ese docente, de los niños, de la escuela y de las familias de la laguna como logros propios. Deseamos continúen así, expandiendo y sembrando nuevas semillas, que serán nuevos conocimientos a transferir sin fin para su propio beneficio y sus familias.


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